jueves, 29 de noviembre de 2012

Bacterias eléctricas

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Continuando con la búsqueda de métodos alternativos para obtener electricidad, encontré algunos artículos que hablaban de cierto tipo de bacterias capaces de convertir la energía química, almacenada en compuestos orgánicos, en electricidad. Una de ellas, Geobacter sulfurreducens, fue descubierta por científicos de la Universidad de Massachusetts mientras estaban midiendo corrientes eléctricas en el fondo del mar. La presencia de estas bacterias en todos los experimentos en los que se detectaron corrientes eléctricas parecía indicar que las mismas eran la fuente productora de la electricidad. Pero, ¿cómo se transmitía la corriente eléctrica en el fondo del mar?, ¿de qué naturaleza eran los “cables” que mantenían unidas a estas bacterias? La sorpresa fue mayúscula cuando los científicos decidieron estudiarlas bajo el microscopio.

Así fue que encontraron una red de estructuras biológicas (“cables internos”) que recorrían toda la célula hasta atravesar la superficie de las mismas, lo cual les permitía unirse unas con otras, formando así, un organismo multicelular. Con esta estrategia de cooperación, la naturaleza busca aprovechar la energía de los procesos de descomposición que tienen lugar en el fondo del mar, a pesar de la falta de oxígeno. Sólo se necesita que una (que funciona como polo positivo), de los miles de kilómetros de bacterias, alcance el oxígeno para que toda la comunidad de bacterias tenga energía.


Otro caso es el del Bacillus stratosphericus, una bacteria que vive a 30 kilómetros de altura sobre la Tierra. Esta bacteria es capaz de producir, cuando es cultivada, una cantidad pequeña de electricidad por cada célula. Sin embargo, miles de éllas, unidas mediante un conductor externo, podrían generar una energía mucho mayor, además de ser una energía limpia.
¿Qué tienen en común ambas especies de bacterias? Ambas comen desperdicios y desechan una gran cantidad de electrones (energía eléctrica). Esto abre una nueva vía para la producción de pilas no contaminantes: las pilas o celdas orgánicas.
Teniendo en mente esto, sólo sería necesario seleccionar las especies de bacterias que sean capaces de producir la mayor energía y  convencerlas de que suelten los electrones. De hecho, las bacterias (y todos los seres vivos) movemos los electrones para ganar energía y poder seguir viviendo. Por lo tanto, deberíamos ofrecerles una buena comida (alto voltaje) para poder quitarles una fracción importante de los electrones que mueven.
Supongamos, por ejemplo, que la diferencia de voltaje entre los electrodos de una pila orgánica fuera de 3 voltios. Las bacterias, al soltar sus electrones, podrían usar 1.0 voltio para su propio sustento, dejando 2,0 voltios para el funcionamiento de un dispositivo externo, como una lámpara.

Tal vez, ya te hayas dado cuenta, cuando tiramos la comida a la basura estamos desperdiciando energía, además de producir mayor contaminación. 
¿Te imaginás de dónde podrían obtener energía los astronautas? Además de la basura, ¿que otros tipos de comidas les agradaría a las bacterias eléctricas?

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