sábado, 22 de septiembre de 2012

Titanic: ¿caso cerrado?

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El hundimiento del Titanic puso fín al viaje inaugural del barco llamado a ser el más seguro y cómodo de su época, un barco que “ni Dios mismo podría hundir” y que se llevó consigo a 1517 personas. 
Un siglo después, la leyenda continúa.
¿Podría haberse evitado esta tragedia?
Seguramente, pero no podríamos hablar de una única causa, sino de una combinación de factores que condujeron a su hundimiento: excesiva velocidad, efectos gravitacionales de la Luna, icebergs en la ruta del Titanic, falta de prismáticos, espejismo que ocultó el iceberg, error del timonel, falta de salvavidas, aguas heladas y fallas en el diseño y construcción del Titanic.
Uno de los aspectos más misteriosos del hundimiento del Titanic fue la naturaleza del daño causado por el iceberg.
¿Qué materiales se usaron en la construcción de este barco? ¿Porqué fallaron?
Quizás haga falta mencionar que la construcción del Titanic se produjo en un período de transición entre el uso del hierro forjado y el del acero en la construcción de barcos, por lo que ambos materiales se emplearon en su casco. Aunque el hierro forjado fue el primer material empleado en los barcos de vapor modernos, la producción industrial de acero lo fue relegando rápidamente a un segundo plano.
¿Qué ventajas tenía el acero? El acero no era demasiado frágil ni demasiado maleable, por lo tanto, se le podía dar forma. Sin embargo, su principal inconveniente era su tendencia a la corrosión, por lo que había que pintarlo con frecuencia.
En el casco del Titanic se emplearon unas 2000 planchas de acero de un tamaño medio de unos 9 metros de largo por 1,8 metros de ancho, 2,5 centímetros de espesor y un peso de 4250 kilos.
¿Cómo se unieron esa inmensa cantidad de planchas de hierro forjado y acero? Bueno, debemos recordar que antes de la invención de la soldadura, las planchas metálicas se unían mediante remaches.
Es así que en la construcción del Titanic se emplearon remaches de hierro forjado y de acero. 
Los primeros fueron colocados manualmente por cuadrillas de remachadores en el 40% del casco, en proa y popa.
Los de acero se colocaron mediante remachadoras hidráulicas en un 60% del casco, en la zona media donde se consideraba que se darían las mayores tensiones.
Mientras el remachado hidráulico proporcionaba un acabado superior y homogéneo, el remachado manual era más heterogéneo y dependía bastante de la pericia de la cuadrilla que colocaba los remaches. Para captar la verdadera dimensión de esta empresa, basta comentar que se pusieron en total unos tres millones de remaches en todo el barco.

Surge una posible causa del hundimiento
Analizando el acero recuperado del Titanic en la expedición de 1991 se descubrió que a la temperatura a la que estaba el agua cuando el Titanic chocó con el iceberg (unos dos grados bajo cero), éste se volvía frágil.
Los diarios se hicieron eco de este descubrimiento y se instaló rápidamente en la gente la idea de que el acero del Titanic era de mala calidad y que las planchas se rompieron cuando el iceberg las presionó debido a la baja temperatura del agua. Aparecía así la teoría del acero frágil.

Las dudas redirigen las miradas hacia otra posible causa
Sin embargo, los restos del Titanic aparecen deformados y algunas planchas de metal se hallan separadas por las costuras de los remaches. Un dato adicional es que las únicas zonas donde el acero aparece rajado y fracturado es por donde se partió.
Así que se dirigió la mirada a los remaches como una posible causa del hundimiento.
Tras analizar medio centenar de éstos se comprobó que la mayoría de los de hierro forjado habían perdido la cabeza. Esto llevó a postular la teoría de los remaches débiles.
Según esta teoría, las diferencias de calidad de los remaches, sumada a la diferente calidad del remachado realizado por diferentes cuadrillas de remachadores creó filas de remaches con una mayor tendencia a sufrir fallas estructurales.
Así, la presión del iceberg hizo que reventaran algunos de esos remaches que mantenían unidas las planchas del casco en la zona del impacto, lo que creó un desequilibrio de tensiones que provocó el debilitamiento de los remaches vecinos, que también saltaron, creando una especie de efecto dominó que se extendió a los remaches de acero, supuestamente más resistentes que los de hierro forjado. 
De esta manera, aunque el impacto del iceberg fue leve, el daño que causó al Titanic fue letal.
Queda claro que el Titanic no se hundió por el castigo de un Dios.
Ignoro si a Dios le disgusta que exploremos su creación o si desaprueba nuestra soberbia, pero de lo que sí estoy seguro, es que las imperfecciones y los riesgos de nuestras invenciones son más una cuestión humana que divina.
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